Las divisiones étnicas y sociales de México, tienen una historia que nos cuenta cómo es que hemos llegado a la actualidad, todas estas características de carácter pluriétnico con las que cuenta nuestro país es lo que hacen a México un lugar rico en cultura. Sin embargo el panorama moderno ha tergiversado este carácter y lo ha bajado de categoría, en algunos casos educando a los hijos mestizos como superiores a los indígenas, pero esto no significa un México independiente, lo que realmente significa es ignorancia.

Tenemos que tener en cuenta que nuestras raíces indígenas son las que forman la identidad mexicana y no el mercado del BM (Banco Mundial). Es importante brindar información que permita brindar el conocimiento de las culturas, igualmente poner en manifiesto la desigualdad y el rechazo hacía la población indígena.

Nosotros somos estudiantes de antropología en el Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Sur, recientemente adquirimos las herramientas necesarias para la divulgación y concientización de las etnias mexicanas, proporcionadas por nuestra maestra Lydia Aguiñaga que imparte la asignatura de antropología en dicha institución.

La información que se presenta en el siguiente trabajo es producto de una investigación en las redes gubernamentales como son el INEGI y La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

(Los fines de estos trabajos son puramente académicos)

martes, 24 de abril de 2012

Los Tarahumaras

TARAHUMARAS


Los Tarahumaras se llaman a sí mismos RARÁMURI que traducen como “gente” en oposición al “mestizo”, al hombre de barba, el chabochi o yori.
La mayoría de los tarahumaras viven en la Sierra Tarahumara, ubicada en  el noroeste de México,      en el estado de Chihuahua. Es una región donde escasea        el agua,  de clima extremoso: encontramos profundas y calurosas        barrancas,  al igual que elevadas y frías cumbres. Pese a las prolongadas sequías, la Sierra se distingue por su inmensidad y su impactante belleza.
También hay grupos de rarámuri en las  grandes urbes     de Chihuahua (capital del         estado homónimo) y Ciudad Juárez, y en los  estados de Baja California,   Coahuila,         Durango, Sinaloa, Sonora y   Tamaulipas. Todos ellos han migrado en busca del sustento que no encontraron         en su lugar de     origen.
Los tarahumaras son reconocidos por su resistencia física. En  su juego de la rara jipa, los hombres corren muchos kilómetros atravesando       el escarpado paisaje de las barrancas o los valles de la cumbre. Tan reconocida resulta la dureza física delos rarámuri, que los hombres son invitados a       los ultra maratones de 100 millas en Colorado y Los Ángeles, donde en 1993 Victoriano Churo alcanzó el primer lugar, hazaña que repitieron Juan Herrera en 1994 y Cirildo Chacarito en 1997.
Los tarahumaras son el objetivo de esta investigación, repasando aspectos como su lengua, vestido, alimentación, religión, fiestas etc. Con la finalidad de conocer en un panorama general a este grupo que forma parte de la diversidad cultural de México y de esta manera reconocer su importancia dentro del marco de etnias que conforman al país.


LOCALIZACION GEOGRAFICA (mapa)





DESARROLLO


Historia

A la llegada de los españoles, el actual estado de Chihuahua era ocupado por varios pueblos: los tubares, los tobosos, los cocoyomes, los joyas, los conchos, los guazapares, los chinipas, los tarahumaras, los salineros y los pimas.
Los tarahumaras ocupaban el territorio que recorre la estribación este de la sierra Tarahumara. Se tiene poca información acerca de su cultura y forma de vida. Al parecer, su organización se fundaba en el parentesco basado en relaciones recíprocas y contaban con un cacique o "principal". Se supone que estos caciques gobernaban una o varias rancherías, pero no existía un gobierno unificado para toda la nación rarámuri. Eran agricultores, sembraban principalmente maíz y frijol, actividad que complementaban con la caza y la recolección.
En la segunda mitad del siglo XVI se inició la colonización del actual estado de Chihuahua con la explotación de una mina en 1557 y la fundación de Santa Bárbara, primer centro de población española. Los jesuitas establecieron una misión en el Valle de San Pablo, hoy Balleza, hacia 1607; sin embargo, la tarea evangelizadora se suspendió por la rebelión de tarahumaras y tepehuanes en 1620, reanudándose hasta 1639 con la misión de San Felipe de Jesús.
En 1631 se empezó a explotar la mina de San José del Parral, por lo que Parral se convirtió en importante mercado de productos y mano de obra para los rarámuri. Pronto, ganaderos y agricultores empezaron a apoderarse de las mejores tierras, lo cual obligó a los tarahumaras a internarse cada vez más en la sierra. Éstos, reducidos a pueblos de misión eran forzados a prestar trabajo en las minas cuando esta actividad cobró auge a mediados del siglo XVII.
Los jesuitas, establecidos en las misiones, se desplazaban de ahí hacia regiones de "gentiles" para convertirlos y congregarlos en pueblos, de donde los indígenas huían. Sustituían a los caciques por nuevas autoridades, como gobernadores, capitanes, generales, soldados, fiscales, mayores y temastianes. A los habitantes de los pueblos que no cumplían con los oficios católicos les imponían castigos que iban desde azotes hasta la condena al trabajo forzado a perpetuidad. Cada misión cultivaba campos y criaba ganado para abastecer los centros mineros y las poblaciones misionales.
Durante el siglo XVII hubo una serie de rebeliones que impidieron la consolidación del sistema misional. En 1651 los tarahumaras se levantaron en armas contra los españoles, debido al descontento que provocó la ocupación permanente del Valle de Papigochi por parte de los españoles. Dos años después los naturales fueron obligados a pactar la paz forzados por la destrucción de sus siembras; a cambio, los españoles abandonaron la sierra.
A partir del siglo XVIII los jesuitas optaron por no obligarlos a establecerse en pueblos sino dejarlos que asistieran sólo al trabajo y a los rituales en la iglesia; con esto disminuyó considerablemente la población natural establecida en pueblos.
Al momento de la expulsión de los jesuitas de la Nueva España en 1767, tenían 28 misiones en la Alta y Baja Tarahumara, que pasaron al clero secular del obispado de Durango y a los franciscanos de Zacatecas.
En 1876 se rebelaron los rarámuri de Nonoava, debido al despojo de tierras de que fueron objeto por parte de mestizos amparados en las leyes de desamortización dictadas en 1856. Aunque el conflicto se solucionó con la devolución de las tierras, nuevos levantamientos se registran en Agua Amarilla en 1895 y en Chinatú en 1898 debido a los abusos de los mestizos.
A fines del siglo XIX y principios del XX se intensificó la actividad minera, que se vino abajo finalmente con la caída mundial del precio de la plata y el auge de la explotación forestal, que trajo consigo la llegada de extranjeros a territorio rarámuri y la construcción del ferrocarril Kansas City.
En 1900 se reinstalaron los jesuitas en la sierra reiniciando su labor evangelizadora y fundando escuelas. Durante el periodo revolucionario, muchos enfrentamientos armados se efectuaron en la sierra, pero los tarahumaras sólo participaron por accidente.
En 1938 se estableció en Guachochi una escuela Normal para maestros indígenas, cuyos egresados crearon el Consejo Supremo Tarahumara. Con la reforma agraria los tarahumaras fueron dotados de tierras ejidales; es entonces cuando el bosque es demandado para la instalación de aserraderos o contrataciones con las compañías madereras. Entre estas últimas destacan las que se desprenden del Grupo Chihuahua.
La explotación del bosque y la tenencia de la tierra marcan significativamente los procesos sociales que se desarrollan en la actualidad en la región y que han derivado en relaciones asimétricas entre mestizos y rarámuris.



Ubicación geográfica

Habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el estado de Chihuahua y el suroeste de Durango y Sonora. Comparten este territorio con los tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos. De los grupos originarios de la región es el más numeroso y habita un espacio más amplio que los demás, por lo que a su territorio también se le denomina sierra Tarahumara.
La sierra Tarahumara está formada por elevadas montañas que alcanzan de 2 000 a 3 000 msnm y profundas barrancas. Se le ha dividido geográficamente en Alta y Baja Tarahumara. Este grupo vive de manera dispersa en rancherías y pueblos en los municipios de Guadalupe y Calvo, Morelos, Balleza, Guachochi, Batopilas, Urique, Guazaparez, Moris, Uruachi, Chínipas, Maguarichi, Bocoyna, Nonoava, Carichí, Ocampo, Guerrero y Temósachi.


Lengua     
                                                                                 
La lengua tarahumara forma parte de la familia yuto-azteca, que se extiende desde Utah en los Estados Unidos hasta Centroamérica y está considerada junto con el concho y el guarojío dentro del subgrupo cahíta-ópata-tarahumara, emparentado con el subgrupo pima-tepehuano y el cora-huichol.
La diversidad de lenguas yuto-aztecas que se hablan en el noroeste de México puede ser indicativa de que los hablantes de estas lenguas han ocupado el territorio por miles de años.
Existen diferencias dialectales en la lengua tarahumara que, sin llegar a ser muy profundas, provocan una cierta inteligibilidad entre todos los hablantes de tarahumara.



Vestimenta

Hoy en día, el traje tradicional de  las mujeres tarahumaras es un diseño    de la Colonia: faldas o sipúchaka de pliegues, muy      amplias, y blusas o mapáchaka holgadas.      
Al principio usaban      algodón blanco y posteriormente comenzaron con los colores, entre más chillantes, más agradables a  la vista del tarahumara. Las únicas mujeres que se visten hoy  con faldas blancas      son las ancianas. Las faldas y las mapáchaka son reversibles: están cosidas de cierta forma para que uno pueda voltear la ropa y aprovechar los dos lados, porque a las telas, de tanto andar por los caminos —pastando a las chivas o cortando leña—, les da el majagua rayénari, es decir, se asustan con el sol. Para el diario, traen puestas de tres a cuatro faldas, y cuando es  día de fiesta  se ponen unas tres faldas más.  Los hombres usan calzones o wisiburka —con un    pico que sobresale de atrás—, al igual que una faja tejida por ellos. Los   rarámuri, sobre todo en los días de fiesta, portan una corona de tela blanca o de colores llamada koyera. Llevan sus aká o guaraches de suela de llanta y correas de cuero.




Alimentación

Cuando llegaron los misioneros, los rarámuri vivían en ranchos distanciados unos de otros. No había pueblos ni centros donde reunirse. Cultivaban maíz, frijol y calabaza, y practicaban la recolección silvestre.      
Además de la pesca, cazaban animales  que hoy en día ya no existen o están en peligro de extinción; por ejemplo, faisanes, guacos (pavo real de la zona), garzas, patos,         codornices, golondrinas, conejos; varias especies de ardillas y ratones; zorrillos, mapaches, venados cola blanca y jabalíes, al igual que  algunos reptiles y anfibios, como la lagartija y la rana, sobre todo en las temporadas en  que los granos y los vegetales silvestres escaseaban. Para sus curaciones usaban la víbora de cascabel, el zorrillo, el oso, el lobo  y  el coyote. Estos tres últimos también servían como alimento. Recolectaban diversas clases de hongos y gran variedad de frutas  y nueces: moras, tejocotes, capulines, zapotes y fresas, bellotas y piñones. Entre las  plantas medicinales que utilizaban se encuentran el peyote, el toloache, el tabaco, la caña, el bromo o basiáwari, la yerbabuena, el amole, la yuca y el orégano.
Las mulas, los bueyes y las cabras, que habían traído los conquistadores, aparecieron en la vida de las comunidades y se volvieron indispensables. Parece que el  uso del maíz como alimento también sufrió un cambio, pues antes lo comían tostado y molido en el metate, es decir, como pinole, y a la llegada de los españoles adoptaron la tortilla; este alimento, propio de los grupos indígenas del sur del país, fue introducido en la Sierra por los misioneros. Con la domesticación de animales comienza la transformación de una cultura semi sedentaria (que combinaba la agricultura, la caza y la recolección) hacia una cultura de agricultores con “residencias movibles”, es decir, que viven la temporada de invierno en las barrancas y la de verano en la cumbre. Las fibras vegetales, utilizadas en la confección de sus vestidos, fajas y cobijas, fueron sustituidas por la lana de borrego. A los tradicionales cultivos de maíz, frijol y calabaza, se añadieron los de trigo, garbanzo,         chícharo, papa, manzana, durazno y ciruela, entre otros. 




Tipo de vivienda

Los tarahumaras habitan en ranchos; su vivienda consiste en una casa-habitación, un granero y un corral de madera. Las casas se construyen con madera, adobe, cantera o piedra, dependiendo del material que haya en la región. Lo más común es encontrar viviendas hechas de troncos de pino dispuestos de manera horizontal, uno sobre otro, con techo de canoa o de vigas de dos aguas; los troncos son ensamblados en las esquinas y las rendijas son tapadas con una mezcla de lodo.
Generalmente la vivienda consta de un solo cuarto pero también las hay de dos o más. El mobiliario consiste en una estufa o calentón hecho de lámina, el metate, utensilios de cocina, una estructura de madera que sirve de cama y cobijas. La vivienda se utiliza para guarecerse del frío o la lluvia, pero es muy común que la gente duerma y cocine a la intemperie.
Para construir una casa generalmente se organiza una tesgüinada.
El 52 por ciento de los hablantes del tarahumara viven en ranchos    de menos de 100 personas. De todos los grupos indígenas del país, los rarámuri son los que viven de manera más dispersa. Un conjunto de ranchos, entre dos y cinco, forman una comunidad. Normalmente, cada comunidad se nombra a partir de su   centro, donde casi siempre existe un templo católico, aunque hay algunos          que no cuentan con él.        Son pocas las rancherías a las que se accede por caminos; para llegar a la mayoría de ellas hay que usar las veredas de los rarámuri, que son como sus redes sociales: son las que los acercan a la gente, las que entretejen sus lugares más recurrentes, las que los llevan al pueblo más cercano para comprar  algo de despensa o al rancho vecino donde vive algún     pariente o amigo.
Además, muchos de ellos viven durante el invierno en las barrancas y en el verano en la cumbre; en ambos lugares tienen  varias         tierras         dispersas, algunas de ellas con restos de casas donde sus abuelos o padres vivieron. A los rarámuri  les gusta cambiarse de casa cada cierto tiempo, por lo que es común ver casas “abandonadas”, las cuales         seguramente en algún momento    volverán a ser ocupadas.
Su patrón de asentamiento es disperso y móvil. La importancia que tiene para ellos la movilidad puede observarse en las fiestas, donde casi siempre hay procesiones. Durante éstas, llamadas mapawika mabá, que significa “todos vamos”, los rarámuri van de casa en casa, o de rancho en rancho,  tomando tesgüino; como grupo disperso, esta costumbre es muy importante porque les permite comunicarse entre ellos.
Una casa rarámuri consta de un cuarto de 3 x 5 metros, aproximadamente, y de un patio dos o tres veces más grande que el cuarto. La habitación puede ser de piedra y techo de palma, o de tableta o —más  recientemente— de adobe y techo de lá-mina. Son casas con olor a kobisi        pinole; a maíz tostado molido en el metate, con agua (llamado kiorí o esquiate); a tortillas, frijoles y humo de táscate.       
Todo el día permanece prendida una fogata sobre el piso de tierra, en la que se están cocinando frijoles, calentando café, o cociendo tortillas sobre un comal de barro o de lámina. Algunos rarámuri tienen calentones de lámina, regalados por la Coordinadora Estatal de la Tarahumara, hechos con la mitad de un tambo de gasolina. El problema de estos calentones es que gastan mucha leña, razón por la que los rarámuri prefieren seguir usando su antiquísima cocina: leña de   táscate sobre un piso de tierra.     
El manejo del fuego es sorprendente, pues hasta los niños pequeños saben prender una fogata en pocos minutos.     
El cuarto rarámuri, sobre todo los más viejos, además de pequeño, no tiene ventanas, y en algunos casos el techo es muy bajo, por lo que una persona no puede estar de pie.      Una de las razones es que la vida del rarámuri       transcurre en     el patio, los cerros, las milpas, las barrancas. Afuera es donde está su trabajo: visto desde esta perspectiva, lo que llamamos “la casa        rará-muri” es muy grande: consta de un cuarto, un patio y un gran entorno.    
El cuarto sirve como almacén, y también para dormir y para protegerse cuando hay lluvias, truenos o frío. En las noches, muchos de los ranchos tarahumaras no se iluminan con luz eléctrica sino con las fogatas y la luz de la luna. La energía eléctrica, el teléfono y la televisión se encuentran sobre todo en las poblaciones que surgieron por la explotación minera.



Religión

En los relatos rarámuri se cuenta que en el principio de los tiempos Dios les dio vida a ellos y el diablo a los chabochi. Así explican las relaciones asimétricas entre la sociedad rarámuri y la sociedad mestiza.
La religión de los tarahumaras está presente en las relaciones interpersonales, en la institución política del pueblo, en los valores morales, normas y costumbres que rigen a su sociedad. Su religión se constituye tanto de elementos anteriores a la evangelización jesuita como de los que han tomado de la religión católica. Las deidades principales son Támuje Onorá u Onóruame, "Nuestro Padre", asociado con el Sol y Tamujé Yerá o Iyerúame, "Nuestra Madre", asociada con la Luna y la Virgen María.
Los miembros de un pueblo se reúnen los domingos en la iglesia para escuchar el "rezo del mestrdi", por lo general en su misma lengua. A veces se invita a los sacerdotes católicos para que oficien misa e impartan el sacramento del bautismo.
Existen otros rituales como los de curación y los ligados al ciclo agrícola que no se realizan en la iglesia sino en algún rancho, en los campos de cultivo o en los cerros. En estas ceremonias se danza, se come y se bebe tesgüino.




Fiestas religiosas y paganas

El calendario festivo está estrechamente relacionado con el ciclo agrícola. Las fiestas más importantes son el día de La Candelaria, Semana Santa, la fiesta del patrón de la iglesia, la Purísima Concepción, la Virgen de Guadalupe, la navidad, el fin de año y la Epifanía.
En las ceremonias se llevan a cabo las danzas de Matachines y Yúmari -excepto en Semana Santa en que se baila Fariseos y Pascola- y se ofrece tesgüino y comida a Onóruame, que se comparte con los asistentes a la celebración.
Las fiestas de  los  tarahumaras pueden dividirse en dos grandes grupos: las que realizan en los templos “católicos” o riobachi, construidos a partir de  la Colonia, y las que hacen en sus casas, llamada también fiestas de patio o awílachi. En los templos festejan las celebraciones que coinciden con el calendario litúrgico cristiano.     
La más grande de ellas es la de la Semana Santa o norirúachi; en esa ocasión, los rará-muri llegan desde sus rancherías al templo, a veces después de caminar más de cinco horas. En este mismo grupo están las fiestas del santo patrón de la comunidad, de los Santos Reyes, del 24 de diciembre y de la Virgen de Guadalupe, entre otras. A pesar de realizarse en un templo católico y de la influencia de esta religión, las fiestas que coinciden con el calendario litúrgico cristiano tienen un sentido profundamente rarámuri. Por ejemplo, la Semana Santa o norirúachi, que significa “lugar para dar vueltas” - porque         se dan vueltas alrededor del templo durante toda la noche—,    es el año nuevo, cuando tiene lugar la lucha entre las cosas relacionadas con riablo y las cosas que tienen que ver con riosi. Los representantes de riablo, los juríosi, luchan      contra los representantes de riosi, los morokos. Pintado su cuerpo en algunos casos con    arcilla         blanca, los juríosi         amenazan con el desorden y los morokos buscan el         orden         y la paz. La manera como se pintan los juríosi depende de la región: en las tierras del norte, como en Norogachi, llevan pintadas motas blancas, negras y rojas sobre su cuerpo; en las tierras del sur, como en Satebó, se pintan totalmente de negro,         o en Tónachi se pintan la cara de negro y      el resto del cuerpo con arcilla blanca; en Guadalupe y Calvo se pintan de blanco, y con arcilla negra dibujan unos       lentes oscuros sobre sus ojos, imitando al narco.
En norirúachi      se oyen los tambores con      un mismo ritmo, pero no al unísono. También se toca la guitarra y el violín, al ritmo          de las variadas melodías de “la danza         del Paskol”. El tambor repica a partir del día de la Candelaria y hasta el fin de la Semana Santa, y no se vuelve a oír hasta la siguiente Candelaria.     “La danza del Paskol” se encarga de que todo lo que está abajo, en el inframundo,     no suba: las enfermedades vienen de abajo, así que hay que bailar mucho        para que no lleguen a  la tierra.
Para los rarámuri, la música alimenta sus arewá o fuerzas,        es la que las       pone contentas. La música hace que el tiempo transcurra de manera vehemente, que la noche         en vela se disfrute,     que todos bailen felices  y    no se agoten.
El otro grupo de celebraciones son las que se realizan en los ranchos, las fiestas de patio o awílachi,    que literalmente quiere decir, “lugar para bailar”: awí,       “bailar”; la ora,         “para”,        y chi, que es       el locativo; es un patio circular con un altar y  tres cruces         hacia el oriente. Estas fiestas tienen lugar todo el año y, con algunas excepciones,         se rigen por        el calendario agrícola. Son fiestas para  curar         las tierras, a los animales y a la gente, para pedir las lluvias, agradecer la cosecha.   
En las celebraciones del awílachi  se sacrifica un chivo o una vaca, cuya sangre se ofrece hacia los cuatro rumbos. Con la sangre  del animal y sus entrañas preparan un caldo denominado ramali. Le llaman el plato del       owirúame o curandero, pues es él quien dice cuántos animales hay que sacrificar para una fiesta. En los awílachi se oye el son del owirúame, que, al ritmo de su sonaja, baila  y  canta,         es decir, ora, porque el baile y el canto son una forma de rezar. También se       escuchan flautas, violines y guitarras, que         interpretan las músicas respectivas de “la       danza del Paskol”, “la del Matachín” y         “la de las Mujeres”, esta última llamada pochi (“brincar”).
Otras celebraciones dignas de mención son las de nutema, que viene de nuté, “alimentar”, dedicadas a los parientes recientemente         muertos. Se realizan para darles    comida en         su     largo viaje  hacia ripá   (“arriba”). Igualmente importantes son las que se llevan a cabo cuando se entierra a un         difunto o chuwé, lo mismo que las fiestas       de trabajo o napawí nochama, que literalmente significa “juntos trabajar”: una familia invita a la gente del rancho a laborar     con ellos para construir una barda, hacer adobes    o       cortar         el      rastrojo. Es la estrategia para ayudarse entre sí. Las carreras de bola o rara jipa son otras de sus fiestas, pero         aquí no se sacrifica a un chivo ni baila el owirúame, sino que se corre pateando una pelota de madera. Sin    embargo, la función de la fiesta    es la misma: la gente se pone contenta porque está junta y, por eso, los antepasados se ponen felices. En el rara jipa se apuesta y después se festeja con batari (cerveza de maíz). Los dos grupos que compiten corren largas distancias pateando la pelota; cada vuelta se cuenta con una piedra, y gana el equipo         que haya dado mayor número de vueltas.        
Es importante que esté un owirúame o curandero en cada equipo, ya que él es quien  se encarga de que los corredores estén en óptimas condiciones: si les duelen las piernas, se las frotan con diversas hierbas, incluido el  jíkuri 12 o       peyote o bakanowi,     porque “con  eso corren más”. Las mujeres corren tramos de la carrera para alentar a su equipo, gritándoles “¡we  sapuka!”, “¡we jiwersa! “¡más rápido!” ¡más       fuerza!”. Pero las mujeres también tienen su propia carrera, como mencionamos al principio de esta monografía, la ariweta.
En las fiestas mujeres y hombres se ponen sus mejores ropas, sus trajes tradicionales más nuevos,      los que sólo usan en esas    ocasiones. En la Semana Santa se puede ver un despliegue de colores brillantes. Cada región tiene sus variantes del vestido tradicional; por ejemplo, los tarahumaras de los municipios de Morelos y sur de Batopilas suelen usar las faldas más largas y de     manta. Pero también hay muchos, sobre todo hombres, que no usan su vestimenta típica, pues resulta más barato andar de pantalón y camisa.  


 

Fuentes de trabajo   
  
Gracias a la explotación de los bosques de la sierra, el territorio tarahumara se encuentra comunicado por dos carreteras pavimentadas, caminos de terracería y caminos troceros construidos para la extracción de madera en los lugares más apartados. Las dos vías de acceso a la sierra son la carretera Gran Visión, cuya construcción se inició en la década de los setenta y la carretera La Junta-Creel-Guachochi-Balleza-Parral. Otra importante vía de comunicación terrestre es el ferrocarril que atraviesa la sierra partiendo de la ciudad de Chihuahua con destino a Los Mochis, Sinaloa y pasa por Bocoyna-San Juanito-Creel-Divisadero Barrancas-San Rafael-Cerocahui-Cuiteco-Témoris.
Las rancherías dispersas en que habitan los tarahumaras tienen como centro un pueblo; estos pueblos se comunican entre sí por caminos de terracería y veredas.
Cuentan con pistas de aterrizaje para aviones y avionetas en varios lugares de la sierra y hay vuelos comerciales que parten de la ciudad de Chihuahua a algunos puntos de la sierra.
Los servicios de energía eléctrica, correos, teléfono y televisión se encuentran a lo largo de los principales accesos terrestres de la sierra, concentrándose en los centros de población mestiza. Los centros de población más importantes donde se concentra el comercio local son San Juanito, Creel y Guachochi. En ellos también se sitúan los grupos de poder de la región.
Se basa en agricultura, pastoreo, caza y recolección. La agricultura es fundamental de temporal y para el autoconsumo. Debido a que los suelos son pedregosos y pobres, el tarahumara utiliza el estiércol -sobre todo el de cabra- para fertilizar la tierra, por lo que el ganado es una de las posesiones más valoradas.

Sus principales productos agrícolas son maíz y frijol con los cuales obtienen parte de su sustento económico. Las tierras de cultivo se llaman Mawechis, fabrican hachas, arcos, telar de cintura, cocinan en piedras tiramaisten.

Los Tarahumaras cuentan con tiendas donde veden sus productos, también en Internet encontramos una tienda de los tarahumaras donde con ayuda del gobierno venden sus productos.

Se dedican al cultivo del maíz, principal fuente de manutención de la familia, cría de ganado: vacas, caballos, cabras, borregos y gallinas. Complementan su economía con la venta de artesanías a turistas. El narcotráfico es una actividad que tiene un importante lugar en ciertas áreas de la sierra y que influye en la reproducción social y cultural de los Tarahumaras; esto ha provocado violencia y el abuso del poder tanto por parte de los narcotraficantes como de quienes los combaten.



Biodiversidad o eco regiones

La sierra Tarahumara es escabrosa y quebrada, con bruscos desniveles entre elevadas montañas y profundas barrancas. Estas dos situaciones constituyen dos zonas ecológicas distintas.
En las partes altas de la sierra los suelos son generalmente muy delgados y están cubiertos de bosques de coníferas. En cuanto estos terrenos son abiertos para el cultivo, la materia orgánica se pierde en poco tiempo, dejando los suelos en condiciones de baja fertilidad. La explotación forestal de la sierra ha provocado la tala inmoderada de los bosques con la consecuente desaparición de algunas especies de la flora y la fauna de la región, y ha desequilibrado visiblemente la ecología de ciertas áreas.
Las tierras susceptibles de cultivo se localizan en pequeñas laderas y mesetas, donde las labores agrícolas se desarrollan en los meses de clima benigno pues las bajas temperaturas, en algunos casos, menores a los -100C, se presentan de octubre a marzo.
Los pinares se ven acompañados por encinos, álamos, fresnos, robles, táscate, manzanilla y algunas variedades de plantas desérticas como el nopal, el cactus de bola y la yuca. Con relación a la fauna encontramos el gato montés, el coyote, el lobo, el zorro, el zorrillo, la ardilla, el ratón, el topo, el águila, el zopilote, la codorniz, y el pavo salvaje. En peligro de extinción se encuentra el puma, el ocelote, el oso gris y el venado cola blanca.
El descenso de las montañas a la zona de barrancas conduce a calores sofocantes desde los meses de abril a septiembre, que alcanzan temperaturas hasta de 500C. Encontramos aquí maguey, palmilla pitahaya y sótol, y árboles de frutas tropicales como mango, papaya, naranja, limón y aguacate.
Los principales ríos que irrigan la zona son afluentes del Fuerte, El Tutuaca, El Papigochi y El Mayo.
Para los tarahumaras la principal actividad para su subsistencia es el cultivo del maíz. Alrededor de él se organiza la mayor parte de su vida cotidiana y ceremonial. Las tierras de cultivo se hallan dispersas en pequeñas mesetas y laderas, lo que influye en la dispersión de los asentamientos que se organizan en rancherías. La fragilidad del suelo sólo permite el trabajo agrícola con instrumentos manuales y de tracción animal. Se utiliza el estiércol de ganado caprino y vacuno para la fertilización de los campos, aunque en algunos lugares se depende de los fertilizantes químicos. Aunque existe un rango de variabilidad, se calcula que la siembra de diez litros de maíz son suficientes para cubrir los requerimientos de una familia. Ésta es la encargada de realizar las labores agrícolas y en caso necesario es apoyada por familias de las rancherías vecinas que son invitadas a una tesgüinada donde se bebe tesgüino, que se prepara con maíz fermentado y se ofrece a quienes ayudan en el trabajo. Las tesgüinadas son ocasiones de convivencia social y a través de ellas se crean y reproducen lazos de reciprocidad. El trabajo agrícola no es sólo una actividad estrictamente económica, sino que involucra también a la organización y a la religiosidad tarahumara.
La cría y el cuidado del ganado es también una actividad importante sobre todo en los municipios de Balleza, Carichí y Nonoava. Para el tarahumara la posesión de animales: vacas, caballos, cabras, borregos o gallinas, es un símbolo de riqueza. Complementan su economía con la venta de artesanías a turistas, el empleo asalariado en los aserraderos o centros de población más cercanos, así como la migración en busca de empleo a los estados de Sonora, Sinaloa y Durango.
El narcotráfico es una actividad que tiene un importante lugar en ciertas áreas de la sierra y que influye en la reproducción social y cultural de los tarahumaras, pues además de que ha propiciado el despojo de sus tierras y de las de otros grupos como los tepehuanos, los guarojíos y los o'oba, ha significado la violencia y el abuso del poder tanto por parte de los narcotraficantes como de quienes los combaten.
En cuanto a la migración permanente, existen más de 35 asentamientos de tarahumaras en las áreas marginales de la ciudad de Chihuahua. En este espacio urbano, reproducen buena parte de su cultura, pero sus asentamientos carecen de la mayor parte de los servicios.







         






POR
LAURA SÁNCHEZ PINEDA


¡GRACIAS!





miércoles, 4 de abril de 2012

WIRIKUTA: UNA VISIÓN GENERAL A LA PROBLEMÁTICA ACTUAL.

Wirikuta, territorio sagrado del pueblo huichol (wixárica), en San Luis Potosí, está incluido desde 1988 en la red mundial de sitios sagrados naturales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco); es reserva ecológica natural y cultural estatal, además, el 28 de abril de 2008, en presencia del presidente Felipe Calderón, cuatro gobernadores firmaron el pacto Huauxa Manaka para la preservación y desarrollo de la cultura de este pueblo, pese a todo ello el gobierno federal otorgó 22 concesiones para explotación minera a la empresa canadiense First Majestic.









En un caso similar al de Minera San Xavier, en el mismo estado, que opera sin permisos ambientales en Cerro San Pedro, y que se estableció en un área natural protegida a escala estatal, First Majestic obtuvo las concesiones de 6 mil 326 hectáreas que incluyen 70 por ciento de la superficie de Wirikuta y la antigua mina Real de Catorce, que dejó de operar en 1990. Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), aún no recibe solicitud de impacto ambiental de la empresa.









Según información de la página web de la compañía, los métodos de minería subterránea que se han usado allí en el pasado son la única forma económica de mirar esta mina. Cabe señalar que la minería subterránea es totalmente indetectable por los asentamientos humanos en la superficie de la zona. Menciona que el trabajo en el proyecto denominado La Luz Silver se atendrá a normas estrictas y reglamentos ambientales.
El gobierno federal ya otorgó concesiones para otros 30 proyectos mineros en la región desértica que se extiende desde Real de Catorce, San Luis Potosí, hacia municipios como Bernalejo, que forman parte del territorio sagrado de los wixárica, informan los afectados.


Wirikuta abarca la sierra de Catorce y parte del Bajío; es parte de la declaratoria de reserva Ecológica Natural y Cultural –donde se prohíben actividades extractivas– que abarca 140 mil hectáreas entre los municipios de Catorce, Charcas, Matehuala, Villa de Guadalupe, Villa de La Paz y Villa de Ramos. Fue incorporada en 1988 por la Unesco a la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales.


La Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio) cataloga la sierra de los huicholes como una de las regiones terrestres prioritarias de México. Se trata de la superficie que se halla entre Jalisco y Nayarit, en los municipios Bolaños, Chimaltitán, La Yesca, Mezquitic, San Martín de Bolaños, Villa Guerrero. Es una zona con alta concentración de especies en riesgo de extinción, como la guacamaya enana, una especie de ardilla y el guajolote silvestre, y donde está el último registro del lobo mexicano.


Los huicholes recuerdan que en abril de hace tres años, el presidente Calderón, vestido con indumentaria huichol, atestiguó la firma del pacto de los gobernadores de San Luis Potosí, Durango, Jalisco, Nayarit y Zacatecas –estados donde hay comunidades huicholas–, y el presidente de la Unión Wixarica de Centros Ceremoniales.


La defensa de Wirikuta  

Wirikuta culmina el recorrido de los antepasados, incluye Real de Catorce y el Bajío. Lo que más nos duele es que Wirikuta está amenazada por First Majestic y otras empresas. El gobierno mexicano les da concesiones y para nosotros es un dolor fuerte, dice Santos de la Cruz, uno de los voceros de las comunidades huicholas organizadas.


Afirma que está en riesgo la existencia del pueblo huichol, que en la actualidad cuenta con alrededor de 45 mil miembros. En Wirikuta están nuestros guardianes. Es nuestra catedral y dentro de ella hay varias capillas. También es una universidad. Ahí esta nuestro hermano el venado y el padre Sol para dar luz en el mundo. Nosotros somos sus discípulos. Esto es lo que defendemos.


Dice que así como para otras religiones sus templos son importantes, es el caso de La Villa para los católicos, para ellos es Wirikuta. No creo que estuvieran de acuerdo que en La Villa se hiciera una gasolinera, algo que va a alterar el santuario. De ese tamaño es el problema. Incluso más fuerte. Porque allí están las energías, no sólo para nuestro pueblo, sino para todo el planeta. Además de este lugar, los wixárika tiene otros centros ceremoniales en San Blas y al sur del lago de Chapala. Este año, además del agobio por el proyecto minero, sufrieron por la baja producción del maíz, otro de sus bienes preciados.


Nosotros vivimos del maíz, somos los guardianes de conservar los cinco colores que nos heredaron nuestros antepasados. El blanco, azul o prieto, amarillo, pinto y rosita. El pueblo vive de ese maíz. No negociamos con él, no vendemos. Lo sembramos para la subsistencia de las familias, esa es la base de la alimentación fundamental.


Aniceto Torres, de Santa Catarina, explica que hay cuatro comunidades wixárikas unidas de cuatro estados, Santa Catarina, San Sebastián, San Andrés, y San Hipólito. Dice que la religión es fundamental en su vida cotidiana. Los niños, desde los cinco o siete años, se inician en las prácticas con los dioses fuego, lluvia y la madre tierra.


Algunos van a la peregrinación desde los cinco años, esto es una buena oportunidad con la intención de que sea un buen estudiante, todo lo que es bueno. Si uno va mayor no tiene caso, sólo va a pedir por la salud y sus familias.


Foto

martes, 20 de marzo de 2012

MIXES

¡Noticias actuales!

Personas de bajos recursos son engañadas y pierden todo su dinero,
al no tener acceso a servicios bancarios.
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Nota: Esta información ha sido resumida para encontrar la información completa acerca de esta etnia, seleccionar la pestaña Información completa sobre los mixes que se encuentra en la parte superior de la página.

Los Mixes (AYUUK JÄ’ÄY) se asientan en la porción más oriental de la Sierra Norte de Oaxaca, la cual es una prolongación de la Sierra Madre Oriental, alguna vez a este espacio los geógrafos lo llamaron erróneamente Nudo del Zempoaltépetl. Los Mixes colindan con los chinantecos y los zapotecos, con algunas comunidades popopucas y pueblos mestizos de Veracruz.



El territorio Mixe, se compone de cerca de 290 comunidades y localidades asentadas dentro de 19 municipios, ocupando una extensión aproximada de 6,000 kilómetros cuadrados. Cabe destacar que los mixes presentan diferencias étnicas no solo con sus vecinos, sino entre ellos mismos. Estas se manifiestan de comunidad a otra en indumentaria, las costumbres, la gastronomía, las actividades económicas, las expresiones artísticas y la lengua.


Historia

Los mixes son originarios de Mesoamérica, y es en este espacio donde debe plantearse la reflexión y la investigación sobre su tradición histórica. Sabemos muy poco de los mixes en la época prehispánica. Es probable que estos vivieran en pequeñas aldeas de carácter clánico.

El proceso de evangelización del pueblo mixe dio princiío en 1558, con la llegada de fray Jordán de Santa Catalina y sus colegas dominicos. Los años cruciales de su consolidación se situan entre 1558 y 1576.
En los últimos años, los mixes han demostrado su gran capacidad de organización como pueblos. Las organizaciones productivas, especialmente alrededor de la comercialización del café, son numerosas. La experiencia organizativa de los mixes, en general, ha sido importante para el rumbo que han tomado las actuales experiencias autonómicas en México.


Cosmovisión

Se considera que los individuos poseen un alma cristiana o católica, combinada con otras almas que corresponden a los espíritus de la religión mixe, cuyo número varía de tres a siete, e incluso catorce. El alma más importante, la que se encuentra en el cuerpo, se nombra jë’wë’n, ja’win o jot animë (alma del estómago); se le describe como el “sol, pero con alas de pájaro”.

Las otras almas, que pueden salir del cuerpo durante el sueño, se sitúan en la sangre, el hígado y la cabeza. Dos almas se encuentra sobre los hombros una a cada lado: la de la izquierda a (jëpëk, ka’oy’, animë, “alma no buena”) es mala y la de la derecha (‘oy’animë, “alma buena”) es buena. Aparentemente, la cantidad de almas está relacionada con la edad. Según esta teoría, a medida que los hombres maduran, el número de almas aumenta. 

Para los mixes, la salud es fundamentalmente un estado de equilibrio en función del buen o mal comportamiento, así como del respeto de la madre Tierra y a las deidades ancestrales –como el Trueno, la Tierra y los Vientos- y cristianas- como Dios, Jesucristo y ciertos santos.

La muerte se concibe como un viaje “al otro lado”. Un lugar en el que la vida se desenvuelve de manera semejante al mundo de los vivos, y el cual algunas personas dotadas de ciertos poderes pueden visitar, como testimonian varios mitos. Las cosas en ese mundo son “al revés”, y algunas leyendas afirman que los hombres ahí huelen como al cacomixtle. Cuando muere, los hombres tienen que cruzar un río o un “mar”, para lo cual son asistidos por un perro negro, verdadero psicopompo. Por eso se estima que estando en vida, los hombres deben tratar bien a estos caninos particularmente, pues de otra manera, en el viaje de ida al mundo de los muertos el perro no ayudará a los viajeros.

La tierra (nääxwiinyëtë) es uno delos elementos que dan pertenencia y sentido de identidad a los mixes, pues se le considera como la dadora de todas las cosas, como madre y fuente de la vida, como generadora de todo aquello que es indispensable para la comunidad.

Si bien en general se puede hablar de una cosmovisión indígena que tiene a la “madre tierra” como uno de sus elementos centrales, entre los mixes se trata de una verdadera “geovisión”, ya que la tierra es el elemento central de la existencia biológica, social y simbólica. En la gran mayoría de los pueblos mixes, el régimen de tenencia de la tierra es comunal; sólo ciertas localidades en los municipios de Cotzocón, Mazatlán y Guichicovi han adoptado el régimen ejidal y de pequeña propiedad.

Para los mixes, la mayoría de los animales tienen un significado en la cosmovisión, casi siempre como mensajeros. Por ejemplo, un colibrí que entra en una casa indica muerte, y el canto del tecolote, al igual que el hecho de encontrarse una zorra varias veces en el camino, anuncia una desgracia. El caso del colibrí es de suma importancia en términos de la simbología mixe, pues éste se relaciona con el sexo (Tum Jëkëëny-sol transformado en colibrí xu’ukxy) y en Mesoamérica no se puede olvidar la fórmula sexo = muerte.


El desarrollo de una sociedad

La agricultura mixe gira en torno al cultivo del maíz, el frijol, el chile y la calabaza. Para los mixes, el maíz (mook) es el foco de sus actividades económicas y ceremoniales, pues éste ha sido desde tiempos inmemoriales, la fuente de su subsistencia. El maíz se consume a diario en forma de tortillas (kaaky), tamales (me’eky) de varios tipos, pozol (jëtsy jo’oy) y atole (nä’äny), champurrado (pä’k nä’äny); así mismo, con el se preparan otros alimentos qu e dependen de las actividades cotidianas y ceremoniales.

Entre la siembra y la cosecha se hacen frecuentes limpias, usando palas, machetes, palos y azadones para quitar la maleza. Considerándose una tarea “delicada”, la siembra va acompañada de mucho ritual, especialmente sacrificio de aves en lugares importantes como las esquinas y el centro del terreno.

Los ritos se llevan a cabo la intención de que haya buena cosecha, suficiente agua y que no entretenlos animales perjudiciales en siguiente. Las peticiones se hacen de distinta manera:

Tú lluvia, tú viento, tú trueno, tú rayo; Tú dueño de la noche, tú dueño de los naguales; Tú madre, tú senos: pido perdón porque he cortado, Porque he derribado, porque he sembrado.Pido el favor para que me ayudes, Para que los animales no hagan daño en el cultivo; Para que éste sea abundante; Para que pueda dar de comer a mis hijos.Aquí estoy cortando, aquí estoy hiriendo, Aquí estoy depositando. Encontrará precio esta ofrenda, Tendrá valor porque lo hago con toda humildad Y todo respeto. No será mucho, ni lo que mereces, Pero lo hago con respeto. Tú lo tomaras en cuenta.En este momento estoy depositando el respeto ante ti. 



Por eso estoy depositando estas ofrendas, Para que no te ofendas. Pido para que cuides los cultivos, para que no haya demasiada agua, ni demasiado viento.Por eso vengo a dejar este guajolote y este pollo, Este mezcal, estos cigarros; Aquí te traigo limosna y tu veladora.

El café es un producto de gran importancia entre los mixes, a tal grado, que algunos ya han abandonado el cultivo del maíz por el de este producto. Después de la agricultura, la actividad que sigue en importancia es la recolección de frutos de temporada y plantas, al igual que leña para combustible. 


Hogares

La casa mixe se concibe como prolongación o, mejor aún, como una metáfora del cuerpo humano y es común escuchar que el fuego de la cocina es un mensajero.

Es muy común escuchar a los mixes decir que el fuego de la cocina es un mensajero; el crepitar de las brasas se considera como parte de su lenguaje. El que esto escribe, en una ocasión, de noche, llegó a la casa de unos ancianos en la comunidad de Alotepec, cuando éstos se encontraban cenando en la cocina; el anfitrión se levantó despreocupadamente de su silla y afirmó: “Pásale, ya sabía que ibas a venir porque la lumbre estaba cantando”.


“Selva Florida”

Los mixes se nombran a sí mismos ayuuk jä’äy, término que se descompone en ayuuk “lengua” y jä’äy, “gente”, es decir, la gente que habla ayuuk. La palabra ayuuk parece formarse de dos vocablos, ääw, “boca”, y yuuk, “bosque”, “monte con neblina” o “selva virgen”. Así, ayuuk, podría ser traducido como “lengua de la selva virgen o del monte”, “monte con neblina”, “el idioma elegante, florido como la selva”.

El mixe o ayuuk forma parte de un grupo de lenguas clasificadas en la familia lingüística mixe-zoque, esta engloba dos subfamilias (mixe y zoque), asociadas con tres grupos étnicos: los mixes, los zoques y los popolucas. Los popolucas hablan lenguas vinculadas con el mixe o el zoque, pero no forman una tercera subfamilia. En el ámbito dialectal, la lengua mixe representa tres grandes variantes: tierras altas, tierras templadas y tierras bajas.



Actualmente dentro del territorio Mixe, existen cursos de alfabetización en los cuales a demás de enseñar el español, se enseña la lengua Ayuuk con el fin de motivar a la comunidad y que la lengua no se desaparezca, todo este programa se ejercen gracias a El Centro de Estudios y Desarrollo de las Lenguas Indígenas de Oaxaca, el cual tiene como objetivo fundamental realizar acciones encaminadas a propiciar la investigación, el estudio, desarrollo y preservación de las lenguas.


Pensamiento

En el pensamiento mixe la creación del mundo comienza con el relato del diluvio, que se asocia con el episodio bíblico del arca de Noé. Un anciano llamado Dios, Tata Dios, Nauauai o Jesucristo, según distintas versiones, se encuentra en el mundo preguntando a los hombres qué es lo que siembran. Sólo uno le responde correctamente, que siembra maíz, mientras los otros le dicen que lo que siembran son piedras. Puesto que Dios está viejo y enfermo –huele a “perro muerto”-, el hombre que habló con la verdad lo lleva a su casa y le ofrece de comer. Dios lo premia dejándole dinero, pero también le pide que si Satanás pregunta por él, le diga que va en el camino contrario. Se dice que Dios crea a los hombres con lodo, y a Satanás se atribuye la creación de las serpientes venenosas y las avispas, sus hijos.


De fiestas y de ritos

En las fiestas se celebran eventos de carácter religioso cristiano en honor a un santo patrono; en ellas se establecen vínculos y se refuerzan los lazos de unión entre individuos y comunidades; asimismo, generan el ascenso social en el interior de la comunidad, a través del desempeño de las mayordomías, y propician el comercio, además de intensificar las relaciones sociales interregionales; en ciertos caso. La fiesta es el escenario donde se ponen en juego una gran cantidad de rituales, las danzas cumplen funciones de integración comunitaria, sobre todo ponen de relieve aspectos estéticos e históricos en las sociedades ágrafas.

Un aspecto central de las fiestas es el wiintsë’kën (respeto, ofrecimiento, ofrenda), es decir, el sacrificio de aves de collar –guajolotes, gallos y gallinas-, que pretenda un gran dinamismo, con mucha capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias.


Una dimensión estética

La música es la principal actividad artística que cultivan los Ayuuk. Casi todas las comunidades poseen una o incluso dos bandas filarmónicas, que ejecutan sones y jarabes de la región durante las fiestas. En Santa María Tlahuitotepec, en el territorio Mixe es increíble, el conocimiento surge a partir de la Escuela de Música. Este espacio es generalmente para niños y jóvenes, esto con la finalidad de exponer el punto de vista en la sociedad mexicana.

Entre las manifestaciones artesanales más importantes, se encuentra la alfarería, que se produce en las comunidades de las tierras altas, entre otras Mixistlán, Tamazulapam, y algunas rancherías de Ayutla, así como el tejido de textiles en telar de cintura. La pintura en murales o en lienzos, es una actividad artística que comienza a desarrollarla.



Si te interesa más acerca de la Banda Regional Mixe, visita su MySpace: http://www.myspace.com/bandaregionalmixe


Estrategias para la conservación de áreas naturales

La conservación y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales son una prioridad impostergable para las sociedades de este fin de milenio, que toman conciencia de las graves consecuencias del deterioro ecológico generado y lo que esto implica, tanto para la supervivencia de las especies vegetales y animales como para la suya propia.



Oaxaca tiene una superficie de 95,364 km2, y en ella se presentan las siguientes zonas ecológicas: trópico húmedo (44.4%), trópico subhúmedo (35.5%) y templado (20 %).

Es uno de los estados de la República biológicamente más diversos, lo que se refleja en la gran cantidad de comunidades vegetales, que van desde el matorral xerófilo hasta la selva alta perennifolia, pasando por bosques tropicales y templados-fríos. La mayor parte de estos ecosistemas —a pesar de su actual ritmo de deforestación— se encuentra relativamente bien conservada.

El Inventario Nacional Forestal (INF) de 1994, indica que Oaxaca ocupa el tercer lugar nacional con mayor superficie arbolada, totalizando 5,105,020 ha de bosques y selvas. Los tipos de bosque predominantes en la entidad son los de coníferas y encinos, seguidos en extensión por los tropicales caducifolios y perennifolios.

La mejor arma es la educación.

Google Docs:
https://docs.google.com/document/d/1MSQgBsKxUmk2dVSYXvjWI4kpMZZZQx198gocEDln5fc/edit

Por Ma. del Mar Castro Bizarretea

YAQUIS

Yaquis

Los yaquis tienen muchas similitudes con todos los pueblos y etnias de su región. Al encontrarse en la parte norte del país, en donde no abunda la vegetación, sino al contrario, es zona desértica, los pobladores han tenido que ingeniarse para poder subsistir. Se sabe que desde épocas prehispánicas esta zona estaba habitada principalmente por nómadas, sin embargo, hay zonas donde el clima varia, dejando lugar a que hayan asentamientos humanos. Éste es el caso de los Yaquis, que se ubican al suroeste de Sonora, en los alrededores del río Yaqui, donde la agricultura es muy rentable.
 A lo largo de su historia, los Yaquis han estado marcados por el abandono y la marginación- en parte por lo ya antes mencionado-, siendo además víctimas de constantes ataques a su soberanía y autonomía como etnia. Son un pueblo que ha defendido sus costumbres y que no se ha querido relacionar con otros pueblos, lo que ha permitido su sobrevivencia. Es esta una de sus principales fuentes de cohesión social; la lucha por su autonomía y sus tierras.
Están distribuidos en ocho pueblos principales, en donde las autoridades son diferentes, y por lo cual dentro de estos ocho pueblos las tareas que juegan para la etnia defieren.
Son un pueblo guerrero, agrícola, que a pesar de estar cada vez más inmerso en el mundo globalizado, ha sabido mantener sus costumbres y no ha caído en el mundo capitalista totalmente.






   Ubicación:

 El territorio tradicional ha sufrido importantes mermas, de tal manera que quedó, a partir de 1937, restringido a una extensión de 485 235 hectáreas sobre las que se extiende el distrito de riego número 18. Los municipios en donde se ubica son: Guaymas, Bácum, Cajeme y Empalme. El conjunto del territorio comprende tres zonas diferenciadas: el área serrana -la sierra de Bacatete-; una zona costera, que abarca los poblados vecinos de Guásimas y Bahía de Lobos; y el valle, en donde se localizan las tierras irrigadas.
Los ocho pueblos tradicionales son, de sur a norte: Loma de Guamúchil, Loma de Bácum, Tórim, Vicam, Pótam, Ráhum, Huirivis y Belem.







Lengua:

El sistema lingüístico cahíta se compone de tres dialectos: mayo, yaqui y tehueco, este último desaparecido. El cahita pertenece al grupo lingüístico yuto-azteca que abarca en la República Mexicana, el tarahumara, guarijío, pima, tepehuán, huichol, cora y nahua. Si bien la población yaqui es bilingüe, el idioma cahíta se habla como lengua materna en los ocho pueblos, rancherías y poblados, con préstamos del español y náhuatl.



Vestimenta:

En el porfiariato, los Yaquis sufrieron una de sus peores crisis. Al ser un pueblo que desde sus inicios ha sobrevivido de la agricultura, y donde ésta juega un papel decisivo en la vida económica de sus habitantes, durante el porfiriato el gobierno vio como solución atacarlos y expropiar sus tierras, haciéndolas tierras del Estado. Los Yaquis defendieron su patrimonio, por lo que el gobierno creó la llamada “solución final”, en la que envió a miles de Yoremes (como ellos se llaman a si mismos) a la fuerza a trabajar en las haciendas henequeneras de la península de Yucat´na, para así desterrarlos. Sin embargo el plan no funcionó y la revolución estalló.
Al regresar, los Yaquis llevaron toda la tradición textil maya a su vestimenta, incorporándole nuevos elementos como los motivos florales dentro del atuendo de las mujeres.



Vivienda:
La unidad básica de residencia es la vecindad, esto es, una agrupación de parientes que cohabitan en un conjunto delimitado de una o dos casas. Predomina el tipo de vivienda tradicional, que se compone de una o dos piezas que varían su función de acuerdo con la temporada del año. En verano los cuartos permanecen como bodegas y se duerme en catres bajo la enramada (cobertizo hecho de ramas); ahí se ubica la cocina que cuenta con el fogón, la mesa y estufa de gas; durante el invierno se convierten en dormitorios.
El material predominante para su construcción es el carrizo y el mezquite engarrado con barro, tanto en muros como en techos, dejando uno de los muros sin enjarrar con el fin de lograr ventilación cruzada cerca de los espacios destinados a la preparación de los alimentos. La estructura es de horcones de mezquite plantados en el suelo, y ramas verticales y horizontales de este árbol sujetas con lazos. La mayoría de las casas yaquis tienen un patio adyacente para diferentes actividades, como la cría de animales, preparación de carne seca, cultivo de frutales y hortalizas, y el entretenimiento de los niños. En el extremo opuesto del patio instalan letrinas construidas con las mismas características que sus casas pero sin el enjarre, y junto a ellas el espacio destinado al aseo personal. Aunque existen habitaciones construidas con materiales modernos, éstas no son adecuadas para las condiciones climatológicas de la región.





Religión:
La religión yaqui se presenta, a raíz de la Conquista, como un complejo que yuxtapone creencias y prácticas nativas con las católicas, sin que haya contradicción entre ellas o supeditación de una sobre otra. Así, encontramos la sobreposición de identidad entre la Virgen María con ltom Aye (nuestra madre), Jesucristo con Itom Achai (nuestro padre) y la preeminencia de otras figuras como la Virgen de Guadalupe, San José, la Santísima Trinidad y los santos patronos de cada pueblo.
Grupos protestantes y testigos de Jehová cuentan con adeptos entre la población yori, mientras que hay muy poca penetración en la población yoreme.



Fiestas
El ciclo ritual yaqui sigue por lo general el calendario litúrgico católico, pero distingue claramente dos periodos, el primero sacrificial, en Cuaresma y el resto del año todos los ritos de paso que están prohibidos en esa fecha. Los rituales tienen carácter de marcadores estacionales, que señalan las distintas etapas del ciclo agrícola.
Una de las principales ceremonias es la que festeja al vendado, un animal sagrado para ellos. Se realiza la "danza del venado", que como se puede observar en el siguiente video, representa el momento en que es cazado por seres humanos.






Fuentes de trabajo:

Las fuentes de trabajos son principalmente agrícolas, y de abastecimiento de materias primas. Son empleados por empresas nacionales y extranjeras para el manejo del ganado y de los plantíos de trigo y algodón, principalmente. Además son un pueblo ganadero, es decir, viven de producir materias primas.


En los siguientes enlaces se puede ver el trabajo y una presentación del tema.

Presentación.